Ante una cirugía programada, lo mejor es tener planificar con tiempo la operación. Debes informar al veterinario de todos los problemas de salud o enfermedades que ha tenido tu mascota. Cualquier problema puede influir negativamente en la cirugía.
Las alteraciones más comunes de las que tenemos que avisar son las siguientes: vómitos, diarrea, estreñimiento, falta de apetito, apatía, fiebre, exceso de consumo de agua, cambios en el color de la orina o las heces, etc.
Te aconsejamos que no hagas grandes cambios en la rutina de tu perro y gato antes de la operación, al no ser que así te lo índice el veterinario. Evita, además, que se relacione con otros animales, pues suponen riesgo de contagio de cualquier problema o enfermedad que padezcan.
Debes informar al veterinario de toda la medicación que toma tu mascota, ya sea de forma habitual o simplemente reciente. Confirma qué medicamentos necesitará el animal después de la cirugía, así como qué cuidado postoperatorio necesita de forma personalizada. Esto ayudará a su pronta recuperación.